lunes, 6 de octubre de 2008

La peligrosa armonía de la tecnología

El artículo presentado por la Doctora Graciela Bosch titulado "La peligrosa armonía de la tecnología", desde su título, se torna interesante, y aunque el lenguaje usado es "muy técnico" y el documento muy sintetizado, permite mantener prendidas las alarmas sobre el uso de las TIC como mediador y no como fin.


El artículo pone sobre la mesa dos tendencias identificadas:" la visión artefactual o instrumentalista que consideran a las tecnologías como herramientas cuyo funcionamiento no está vinculado a su buen o mal uso" de Quintanilla, y la imagen Intelectualista (teórica) de Bunge.


Como resultado de la lectura, uno puede aventurarse a lanzar algunos juicios que apoyan la idea que las técnicas empleadas en educación, las didácticas y las herramientas que las implementan no son el fin último de la educación.

Si bien podría pensarse que el uso de las didácticas y las herramientas empleadas (chats,blogs, wikis, foros, Web Question, gestores de contenidos, LMS entre otros) deben ser parte del que hacer en esta nueva sociedad es decir parte de la práctica que sustenta las nuevas dinámicas, no pueden convertirse en si mismas la razón de ser de las TIC.

Creo que es claro, que el fin último de las TIC, es el aprendizaje, la disminución de la brecha digital la democratización del conocimiento. Una sociedad debe emplear estas herramientas de manera racional, identificando los intereses de quienes las producen y evitar (o manejar) así cualquier asomo de monopolio, dominio tecnológico o imposición de formas de poder.



Los indicadores presentados por el Doctor Javier Echeverría: “Indicadores educativos y sociedad de la información”, están sustentados en el uso de las TIC como fin último y no como mediador, lo que los convierte en instrumentos de poder. La misma hipótesis “los indicadores de la SI habrán de definirse en el espacio electrónico en donde la SI es posible”, aunque se deja bién claro que espacio electrónico no es solamente Internet y que “algunos sistemas de indicadores presentan un claro sesgo, debido a su concepción reduccionista de la sociedad de la información”, además: que “El nivel educativo de una sociedad informacional se mide ante todo por las capacidades y aptitudes que las personas tienen en relación al espacio electrónico, es decir, por el grado de alfabetización digital y de capacitación infoelectrónica que poseen”, no se plantean indicadores que permitan dar cuenta de la democratización del conocimiento, de los intereses de formación de las sociedades que usan las TIC, los resultados de formación, el impacto en los cambios culturales , aunque tiene plenamente identificados los que son indiscutiblemente dueños los que el autor llama los señores del aire “Los Señores del Aire son las grandes empresas transnacionales de teleservicios que dominan las siete tecnologías que, junto con las compañías eléctricas, permiten construir y mantener en funcionamiento el espacio electrónico (telefonía, televisión, dinero electrónico, redes telemáticas -hardware, software, microprocesadores, etc.-, tecnologías multimedia, infojuegos y realidad virtual)”.